Formar seres humanos plenos”, una tarea que empieza desde el hogar UNOi Colombia 28 junio, 2024

Formar seres humanos plenos”, una tarea que empieza desde el hogar

Blog

Antes de iniciar es necesario responder a la pregunta, ¿qué es un ser humano pleno? De acuerdo con la psicóloga Valeria Sabater, la plenitud “es sentirnos capacitados para aceptar lo que no se puede cambiar, tener valor para transformar lo que sí puede cambiarse y seguir progresando sin perder ese equilibrio personal”.

Es decir, que es la posibilidad de aceptar el contexto, incluso si es adverso, y encontrar un camino para crecer y mejorar a partir de lo que se tiene.

Ahora bien, ¿cómo podemos educar a nuestros hijos para ser seres humanos plenos? Puede sonar complicado, más aún si nos examinamos a nosotros mismos y descubrimos que no hemos alcanzado la plenitud. Pero es más sencillo de lo que parece, no se necesitan recetas especiales, realizar estudios avanzados o convertirnos en ratones de biblioteca. En realidad, la educación que estás impartiendo ahora puede ser mucho más complicada que educar para la plenitud.

El primer paso, es uno que seguramente ya estás realizando, es la enseñanza de los valores. Estos son fundamentales para poder relacionarnos con los demás en armonía. Gracias a los valores reconocemos las virtudes de otros, actuamos de forma correcta y somos capaces de reconocer cuándo nos hemos equivocado. Los valores son la base sobre la que debemos construir todo lo demás; un niño puede recibir la mejor educación posible, pero si ésta no parte de unos valores sólidos, es entonces cuando aparecen problemas de convivencia, por ejemplo, el bullying.

Como los seres sociales que somos, la educación en valores es algo que se da naturalmente en nosotros. Por supuesto, queremos que nuestros hijos puedan convivir en armonía con sus compañeros, que sean capaces de relacionarse y de apoyar a otros, así como aceptar la ayuda cuando la necesiten.

El segundo paso es aún más sencillo, pero es en el que estamos cometiendo más errores, tanto en los hogares como en los colegios. Consiste en analizar qué es lo que les gusta a los niños y ayudarles a desarrollar esas habilidades por las que ellos sienten más afinidad.

El problema es que la educación de hoy está basada en la era industrial, es una educación que busca educar copias de niños iguales, todos listos para trabajar en un mundo mecánico. Esa educación le dice al artista que debe detener su arte para estudiar matemáticas, le dice al músico que sus notas en física son más importantes que sus notas musicales, le dice a la bailarina que se quede sentada atendiendo la clase …

Un gran ejemplo de esto se puede ver en la charla de TED “¿Las escuelas matan la creatividad?” de Ken Robinson. En una parte de su intervención, Robinson relata que un día hablaba con Gillian Lynne, una famosa bailarina y coreógrafa británica, a quien le preguntó cómo había llegado a ser lo que era. Ella contó que su tiempo en la escuela había sido difícil, era muy inquieta y les dijeron a sus padres que debían llevarla a un psicólogo, que tenía un problema de aprendizaje. Afortunadamente, dio con un gran profesional que después de analizarla les dijo a sus padres, “su hija no está enferma, ella es una bailarina”. A partir de eso la llevaron a una escuela de danzas donde Lynne encontró a otras personas que, como ella, no podían quedarse quietas, tenían que moverse para pensar.

De acuerdo con Ken Robinson; quien fue escritor, conferencista y asesor internacional en educación; “todos los niños tienen talentos especiales que desperdiciamos sin piedad”. Y es que les estamos diciendo a nuestros niños que no pueden hacer lo que les gusta y los llevamos por otro camino. Al convertirlos a la fuerza en algo que no quieren ser, estamos a su vez cortándoles las alas y dificultando su camino hacia la plenitud.

Y es que para vivir en plenitud necesitamos estar satisfechos por lo que somos y lo que hacemos. Esta no depende del dinero u otros objetos materiales. Por el contrario, los seres humanos plenos son capaces de reconocer que la realización depende únicamente de nosotros mismos, es la satisfacción por lo que somos y por lo que podemos llegar a ser.

Debemos entonces detenernos y pensar si la educación con un molde rígido es la respuesta a las necesidades de nuestros tiempos, o si más bien es necesario analizar mejor las características de cada uno de nuestros hijos y permitirles espacios en los que puedan realizar esas actividades que les apasionan y que pueden ser el día de mañana, las que les den su sustento y los hagan sentirse orgullosos de lo que hacen y lo que han llegado a ser. Este no es un camino difícil y es uno que les permitirá a nuestros hijos alcanzar la plenitud.

Ese proceso para alcanzar la plenitud definitivamente debe iniciar desde los hogares de cada uno de los niños. Sin embargo, también es muy importante que exista un apoyo por parte de las instituciones educativas. Es por eso por lo que han nacido proyectos como UNOi, que en lugar de ver a los estudiantes como cajones en los que hay que depositar ciertos contenidos, buscan que los estudiantes tengan las herramientas necesarias para poder afrontar las dificultades que presenta la vida. Por supuesto, hay que cumplir con ciertos requisitos y conocimientos básicos que necesita todo estudiante, pero el proyecto también permite el espacio para la exploración de cada niño, para que pueda encontrar lo que le apasiona, y en lugar de poner un límite a esas capacidades, le ayudan a potenciarlas con el fin de formar seres humanos plenos.

Write a comment
Your email address will not be published. Required fields are marked *