Ocupar mi lugar como papá o mamá, ocupar mi lugar como hijo o hija, ocupar mi lugar en el trabajo, en mi familia extendida… en el mundo!
Y ¿a que viene todo esto?
En línea con lo que te venimos compartiendo y en esta invitación profunda -pero no por eso menos práctica, el artículo de hoy es un llamado a revisar e integrar nuestro caminar como padres y educadores en pro de respetarnos más a nosotros mismos al tiempo que damos espacio a nuestros niños y jóvenes para desarrollar las tan anheladas habilidades blandas o siglo XXI.
Y ese llamado, viene hoy con estas preguntas:
¿Qué tanto estás ocupando tú lugar?
¿Qué tanto estás permitiendo que tus hijos o estudiantes ocupen su lugar?
Pero para responderlas es válido tocar un par de puntos que nos pueden ayudar en esta revisión.
¿Cuáles es el lugar que nos corresponde como padres o adultos a cargo?
Estamos aquí para amar, para acompañar, para enseñar y guiar, de la misma manera como estamos aquí para decidir, para cuidar, para fijar límites, para decir NO.
Tenemos la responsabilidad y oportunidad de escuchar, de experimentar el amor tan grande que representa ser papá o mamá. Somos sus guías –aunque ellos sean nuestros maestros-nuestro lugar es a su lado, PRESENTES, hasta siempre, más guardando la distancia pertinente en cada etapa de la vida, dándoles –así como nosotros requerimos- espacio vital (respetarles “su burbuja personal”).
Y lo más desafiante, nuestro lugar es el de aquel que otorga un ejemplo que es digno de imitar, alguien que se ocupa de sí mismo, de su bienestar y después de los demás.
¿Cuál sería entonces el lugar de los niños o adolescentes?
Como lo mencioné arriba, están aquí primero para ser nuestros maestros, para hacernos crecer –incluso más de lo que nosotros podemos hacerles creer a ellos. Están aquí para aprender, para sorprenderse, para explorar el mundo de nuestra mano, sostenidos por nuestra confianza en ellos y en el ambiente que les proveemos.
Vienen a preguntar sin cansarse, para así entrenarse y entrenarnos; para recabar información –desde la experiencia y no la teoría– que luego les permita tomar decisiones y con suerte –si les permitirnos hacerlo- asumir las consecuencias de sus actos.
Todos venimos a aportar, a contribuir al mundo con la vida y los dones que nos han regalado y en el ejercicio de hacerlo -de vivir en propósito, aprender el arte de la negociación, el enfoque en soluciones y el fortalecimiento de vínculos que nos lleven como personas, familias y sociedad a Prosperar.
Lo mejor de Ocupar tu lugar en el mundo es que tomas tu responsabilidad y se la das a los demás, para que cada cual haga su parte lo mejor que pueda y asuma las consecuencias de cómo lo hizo.
Déjanos saber si te ha gustado el artículo, lee el anterior si te lo perdiste y cuéntanos sobre qué quieres hablar o profundizar. NO te pierdas el siguiente artículo y te invito a que nos conectemos al Tiempo en Familia UNOi, vamos a jugar un rato para integrar con amor y risas esta importante invitación a Ocupar nuestro lugar y entender de qué forma queremos hacerlo..
Por lo pronto te proponemos seguir comprendiéndonos y a los que amamos para que podamos conectar y desde allí prosperar.
Si quieres conocer más sobre educación consciente y más puedes seguirme en @vivianjimenez.trascende