¿Has sentido como cada momento en casa se vuelve más agobiante cuando alguien quiere imponer su voluntad -grandes o pequeños- y los demás no están de acuerdo?
Bueno, es natural que en estos tiempos y con todo lo que estamos viviendo, cada vez queramos buscar más momentos y espacios para generarnos al menos un poco de bienestar (muy azul con rojo-si no has leído el artículo del color de nuestros temperamentos, te animamos a hacerlo) … queremos de alguna manera lograr, aunque sea por un corto periodo, hacer lo que queremos.
Ya sea ver más tele, estar en el compu con los videojuegos favoritos, pasar un día sin bañarse, no querer comer sano, no querer hacer ese oficio al que le tenemos “pereza”, etc.
Y así como esto te pudo sonar a lo que ves en tus hijos, claramente puedes estar experimentándolo tú o cualquier otro miembro de tu familia.
Puede que, si el resto de tu familia está en esta actitud de cansancio, de hastío y hasta rebeldía, seas tú quién ha “debido” asumir la posición de ser el jefe (muy amarillo con verde-si no has leído el artículo del color de nuestros temperamentos, te animamos a hacerlo) y eso además de dejarte agotado/a te hace sentir siempre que a los ojos de los demás eres incluso el tirano/a de la historia.
Detrás de esa lucha de poder silenciosa que se puede vivir a diario en una casa, hay muchas preguntas ocultas, te dejo algunas para que puedas comprender qué mensaje te puede estar dando tu familia o la misma vida cuando te encuentras en medio de una lucha de poder:
- ¿Quién debe mandar en casa? ¿Cómo podrían trabajar juntos para compartir el poder…? Esto se relaciona con autonomía y compartir también la responsabilidad.
- Si tus hijos no te hacen caso y retan tu autoridad, ¿puede que hayan descubierto que en el fondo no siempre sabes cómo ser el jefe?
- Te pasa que debes repetir una y otra vez las cosas y quizá si no te pones muy firme o alzas la voz, no te escuchan. ¿Será que “saltas entre el extremo de ser muy flexible y el de ser autoritario?
- ¿Alguna vez te has detenido a pensar que, cuando gritas o castigas, en el fondo lo haces porque sientes que ya perdiste el control de la situación? Entonces de alguna manera, ya perdiste.
- Si hay dos competidores en una carrera donde sólo uno puede ganar, ¿en que se convierte aquel que no gana?
El deseo de luchar y ganar, sintiendo que de ello depende nuestra supervivencia, está muy atado a nuestro cerebro primitivo, al cavernícola que llevamos dentro (te invito al leer el artículo de donde hablo de como aprender a prosperar, en lugar de sólo sobrevivir), pero hoy somos mucho más que eso; hoy tenemos la oportunidad de PROSPERAR EN FAMILIA, haciendo de cada desafío una oportunidad de aprender, de hacernos más conscientes, de mostrarnos más humanos y comprensivos, sin perder de vista el foco en el futuro que queremos para nosotros y para nuestros hijos.
Así que te dejo 3 claves para empezar a dejar de lado las luchas de poder:
- Busca acuerdos, para que las partes implicadas se sientan respetadas y además se haga lo que se debe hacer.
- Si te descubres en medio de una lucha de poder, da un paso atrás, respira y repite: “no te puedo obligar, pero me gustaría tu ayuda” o “entiendo que no te gusta lo que digo/pido, pero te invito a pensar lo que consideras que es mejor para ti/nosotros… luego GUARDA SILENCIO Y ESPERA.
- Finalmente, recuerda que ser padre es la expresión suprema del arte de la negociación.
Déjanos saber si te ha gustado el artículo, lee el anterior si te lo perdiste y cuéntanos sobre qué quieres hablar o profundizar. NO te pierdas el siguiente artículo y te invito a que nos conectemos al Tiempo en Familia UNOi, para seguir en contacto.
Por lo pronto te proponemos seguir comprendiéndonos y a los que amamos para que podamos conectar y desde allí prosperar.
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