Mis colores, mis matices… Soy un prisma, a través del que veo el mundo, del que veo a mis hijos…

1. Sanguíneos

LUCES

• Le presenta a sus hijos la vida como un juego, hace de las tareas aburridas algo divertido.
• Se hace querer de los amigos de sus hijos.
• Es el alma de la fiesta o los paseos.

SOMBRAS

• Puede ser desorganizado.
• Se le olvidan las cosas (incluso las citas médicas de sus hijos).
• Escucha para contestar, más que para entender.

Cómo “abrazarlas”

• Revisa cuál o cuáles situaciones están representando una “lucha” con tus hijos. Cuando la tengas clara, piensa de qué otra manera (más divertida y práctica) puedes convocar la voluntad de tus hijos para contribuir a resolverla.
• Aprovecha el espacio de conexión con los amigos de tus hijos para observar y aprender más, pero recuerda respetar y dar espacio a la privacidad e independencia de acuerdo a la etapa en la que estén tus hijos.
• Aprende a priorizar (puedes ver nuestras entradas “¿Desde dónde educo? y trabajar en tu equilibrio, hábitos y rutinas, entre otros) y organízate, no te comprometas a más de lo que puedes y cumple lo que sabe que es importante para ti y para tu familia.
• Ejercita tu habilidad para callar, mientras escuchas con todo tu ser. Recuerda que tus hijos no necesariamente quieren una respuesta (además queremos que aprendan a pensar y resolver por sí mismos, ¿verdad?) a veces, sólo necesitan ser escuchados.

2. Coléricos:

LUCES

• Tiene metas claras.
• Es el motor de acción de su familia.
• Le da orden al hogar.

SOMBRAS

• Se ocupa demasiado, sacrificando el tiempo con la familia.
• Es impaciente (y más con los que creen que no hacen su mejor esfuerzo)
• A menudo, habla sin pensar.

Cómo “abrazarlas”

• Recuerda que tus metas y las de tus hijos pueden ser distintas.
• Trabaja en equipo para hacer acuerdos sobre lo que quieren y deben hacer y cómo pueden lograrlo.
• NO hagas todo sólo. Aunque no quede perfecto (según tú), aníma a tus hijos -y demás miembros de la familia con quienes vivan, a participar de las tareas del hogar.
• Aprende a decir NO a compromisos que te roben el valioso e irrecuperable tiempo de familia.
• Cálmate, suelta el control y aprende a creer que cada cuál hace lo mejor que puede con lo que tiene, si lo dejas y confías en él o ella.
• Antes de responder a algo, calla, cuenta, respira e imagina que cara va a poner el otro con lo que piensas decir.

3. Melancólico:

LUCES

• Es exigente.
• Busca siempre hacer lo correcto.
• Inculca en sus hijos honestidad e integridad.

SOMBRAS

• Sus expectativas pueden superar las capacidades de sus hijos.
• Es demasiado “cositero” (meticuloso, perfeccionista)
• Puede llegar a desanimar a sus hijos, enviando el mensaje de que “nunca lo hacen suficientemente bien.”

Cómo “abrazarlas”

• Ajusta tus expectativas a la realidad, recuerda que las metas son útiles, pero las expectativas muy altas pueden ser la ruta segura a la frustración.
• Apóyate en tu integridad para trabajar aspectos de tu propio crecimiento y verás cómo tu modelo será copiado por tus hijos.
• Aprende a apreciar el proceso de cada uno de tus hijos y lo que cada uno puede aportar. Permíteles trabajar solos, interviene sólo si te lo piden, enseñando y no haciendo por ellos.
• Reconoce que tu manera, no es la única manera.

4. Flemático

LUCES

• Es amoroso
• Dedica tiempo a sus hijos
• No se altera con facilidad (yo sigo trabajando en este punto…).

SOMBRAS

• Puede ser muy permisivo o laxo.
• Le cuesta trabajar en las tareas del hogar.
• Le quita trascendencia a cosas que para sus hijos pueden tenerla.

Cómo “abrazarlas”

• Siempre cultiva ese amor, primero para ti y luego para los demás.
• Aprovecha el tiempo con tus hijos para crecer juntos, a través de juegos y otras actividades que disfruten, para crear tiempo de calidad.
• Reconoce tu calma, como una ventaja enorme que muchos padres anhelamos tener y empodérate en ella.
• Aprende a ser firme con tus hijos, sin perder tu amabilidad. Recuerda que los educas para la vida.
• Planea jornadas de aseo o renovación en casa, hazlo divertido para que lo disfrutes y así tus hijos puedan hacerlo.
• Recuerda que cada persona tiene una forma particular de ver, sentir y entender el mundo y reaccionar ante lo que le sucede, no tenemos derecho a juzgar si sus “problemas” son menos difíciles o importantes que otros. Si no logras empatizar, intenta como mínimo, escuchar en silencio.